En nuestra zona también hubo Dictadura: a 41 años de la desaparición de Julio César Schwartz

Según cuentan sus hijos, Julio era un militante social del PRT (Partido Revolucionario de los Trabajadores) en Buenos Aires, y trabajaba en el área de prensa. Cuando se produce el golpe de Estado de 1976, decide mudarse con su familia a Bariloche con la idea de protegerla.
En Bariloche trabaja en el Banco Nación. Por recomendación de sus compañeros decide irse del banco (ya que podía ser encontrado) y se muda a El Bolsón.
Ya en nuestro pueblo trabaja como encargado del Hotel Cordillera y comienza a participar en una comisión para la promoción turística de la región. Dentro de esa actividad, se publica en una revista nacional una foto suya promocionando el área turística de “Cabeza del Indio”. Se sospecha que es este accionar público el que hace que los Grupos de Tareas de la dictadura descubran dónde se encontraba.
El 1º de abril de 1978, Julio y su familia se estaban mudando a su casa en Villa Turismo. Mientras la familia estaba ordenando el nuevo hogar Julio baja al pueblo a comprar materiales para realizar algunos arreglos. En este momento llegan a la casa unas personas que dicen ser amigos de la infancia y hablan con su mujer, quien les hace saber que Julio no estaba pero regresaba pronto. Estos supuestos “amigos” se despiden quedando en volver a pasar. Momentos más tarde cuando Julio y su vecino subían el camino de regreso a su casa son interceptados por este grupo que los secuestran. Al vecino, Jorge Goña, lo liberan mas tarde.
Se supone que Julio fue trasladado hasta Bariloche en un Falcon y luego a Buenos Aires en avión. Hay testigos que dicen haberlo visto en el Centro de Detención Clandestino llamado “El Banco”. Su familia continúa buscándolo.
Luego del secuestro, y ante la falta de apoyo social en El Bolsón, su mujer decide mudarse a Buenos Aires con sus hijos, Adriana de 11 años y Germán de 10, para buscar a Julio y algo más de contención.
En la capital no logran saber nada sobre su papá, las autoridades militares no dan respuestas y los reclamos se acallan. El dolor y el miedo llevan a dejar de hablar del tema, incluso con la vuelta de la democracia, en 1983. Adriana y Germán crecieron sin saber mucho qué había pasado, y sin poder hablar de ello en la escuela o el barrio.
Los años pasan y los hermanos vuelven a vivir a la Patagonia, se mudan a Bariloche, ambos trabajan actualmente en el Banco Nación, como su padre. Allí conocen, en 2008, a integrantes del Equipo de Antropología Forense (que se encargan de identificar cuerpos encontrados en fosas comunes de Centros Clandestinos de Detención). Este grupo los convence de hacerse un análisis de sangre para ver si encontraban el cuerpo de su padre.
Al realizar los trámites para poder realizarse el análisis en el hospital de Bariloche, se encuentran con 18 personas más que buscaban a sus parientes secuestrados, de las cuales 12 eran hijos de desaparecidos, como ellos. Así es que comienzan a juntarse, primero para compartir el dolor y luego para organizarse, para hacer algo con ese dolor. Así nace HIJOS Bariloche.
Escuchamos un fragmento del testimonio de Germán: